Neveros, ventisqueros y heleros

AristaSur 5 Junio 2021
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Seguramente en tus rutas por alta montaña hayas visto zonas donde resisten, casi de manera perenne, acumulaciones de nieve incluso en plena temporada estival. Se trata de los neveros: acumulaciones de nieve que resisten las altas temperaturas por estar protegidas por la sombra y por la forma del terreno donde se acumulan. Por su parte, se denomina helero cuando lo que se acumula es una placa de hielo que se forma durante las noches frías al congelarse el agua de fusión sobre la nieve.

Los neveros o heleros se forman en zonas meteorológicamente protegidas de la alta montaña. En invierno, las tormentas con sus grandes precipitaciones, y las ventiscas, que arrastran y transportan todavía más material, hacen que se vayan acumulando grandes cantidades de nieve en estas zonas. Al tratarse de una orografía especialmente resguardada del viento y de la radiación solar, durante el verano estas acumulaciones están más protegidas, resistiendo así las altas temperaturas. Por este motivo, cuanto más grandes sean estas zonas, más nieve acumularán, y más probabilidad tendrán de que se conviertan en neveros -casi- perennes. Sin embargo, con los años, cada vez son menos los neveros que soportan el paso de las temporadas. El motivo es el cambio climático, pues se reducen las precipitaciones en forma de nieve y, con el aumento de las temperaturas, es más difícil que se conserven estas masas de nieve.

Por último, se denominan ventisqueros a las zonas de montaña donde el viento forma fuertes torbellinos que atraen y arremolinan la nieve. Por tanto, durante las tormentas de nieve, en los ventisqueros se suelen acumular grandes cantidades de nieve, lo que hace más probable que se formen neveros. Es por eso que suelen emplearse de manera indistinta ambos conceptos, si bien no todo ventisquero implica necesariamente la formación de un nevero, y no todo nevero se forma necesariamente en un ventisquero.

Nevero en Peñalara. Emilio Laguna.