Aupa, amigos de AristaSur.
Como siempre un artículo muy instructivo para todos los montañeros.
Muchas gracias.
Saludos
Patxo
El frontal es un elemento indispensable para el deportista outdoor y siempre debes llevarlo encima durante tus escapadas a la montaña. Si planeas una travesía larga, te permitirá ver y avanzar en tu camino durante las horas previas al amanecer o tras el anochecer. Igualmente, si planeas una ruta de varios días, el frontal te permitirá montar la tienda de campaña o preparar la cena tras la puesta de sol, e incluso te podrá acompañar en tus salidas al servicio en mitad de la noche. Por supuesto, si te sorprende la noche en caso de accidente o por cualquier otro imprevisto (p.ej. por no haber calculado bien la duración o complejidad de la ruta), te evitará tener que pasar la noche a la intemperie o incluso llamar al servicio de emergencias para un posible rescate. En casos de accidente, la linterna frontal también permitirá al equipo de rescate localizarte más fácilmente en mitad de la oscuridad.
Con la llegada de la luz LED, el mercado ofrece infinidad de modelos para todo tipo de actividad outdoor: bicicleta, running, senderismo, alpinismo, escalada, acampada, etc. Pero no todos sirven para lo mismo. ¿Sabrías elegir el modelo adecuado? Pasamos a resumirte las características principales en las que debes fijarte a la hora de comprar un frontal.
Lo primero que debes analizar es qué uso le vas a dar al frontal. Como decíamos, el mercado está lleno de modelos, pero no todos sirven para lo que necesitas. No es lo mismo un frontal para acampada (te bastará con un modelo con un alcance de luz de 10-12 metros) que un frontal para alpinismo (necesitarás mayor potencia lumínica y resistencia a la intemperie). Por tanto, ten claro desde el principio qué uso le vas a dar. Y recuerda, como todo en montaña, no existe el modelo perfecto que sirva para todo.
La intensidad o potencia se refiere a la luminosidad o brillo de la luz que se medirá en lúmenes. El alcance se refiere a los metros de distancia que alumbra esa luz. Equivocadamente tendemos a pensar que "cuanto más, mejor". Esto es un error porque la intensidad que debemos escoger depende mayormente del uso que le vayamos a dar. Por ejemplo, si nuestra actividad implica una velocidad no mayor al trote por terreno poco técnico, con un frontal de unos 150 lúmenes iremos cómodos. En caso de terrenos más técnicos o carrera, un frontal de 200-300 lúmenes sería más adecuado. Los valores de 400-500 lúmenes los reservamos para rutas en bicicleta, donde las velocidades son mayores y necesitamos tener un mayor alcance de luz para anticipar nuestros movimientos. Entonces, ¿por qué no escoger siempre el más potente? Por poner un ejemplo: en caso de actividades donde la superficie iluminada pueda producir reflejos y, por las características de dicha actividad, debamos estar muy cerca de la misma (p.ej. escalada, vía ferrata, alpinismo o espeleología), no es recomendable usar intensidades muy elevadas para evitar molestias y deslumbramientos, lo que nos lleva al siguiente punto.
Durante la actividad no siempre conviene usar la misma intensidad lumínica. Durante una progresión técnica, es mejor aumentar la potencia para ver mejor el terreno (sin llegar a deslumbrarnos o a producir reflejos como hemos indicado en los ejemplos del punto anterior). Sin embargo, durante un descanso o en mitad de la noche, no es necesaria tanta intensidad. Si escogemos un frontal regulable, podremos adaptarnos mejor a las necesidades de la situación, pero también ahorrar batería cuando no sea necesaria una intensidad muy elevada.
Relacionado con los dos puntos anteriores. Hay modelos que permiten modificar la amplitud focal del haz de luz, cubriendo desde aperturas más amplias (para iluminar senderos anchos a expensas de perder alcance) a más estrechas (para iluminar puntos concretos a gran alcance, a expensas de no ver nada alrededor de dicho punto). Vendría a ser como las luces largas y cortas de los coches. Esto puede ser interesante, por ejemplo, en escalada, ferratas o alpinismo, donde momentáneamente necesitamos iluminar más lejos para analizar bien la vía y asegurar nuestros pasos en la progresión.
Hay modelos de frontales que cuentan con diferentes tonos de luz: blanca o neutra (más intensa) para la actividad, y roja (menos intensa) para momentos en los que no se precisa tanta luz (p.ej. para cambiarse de ropa en mitad de la noche sin molestar al compañero). Hay modelos que incluso tienen una posición de luz parpadeante, que puede ser útil en caso de emergencia para ayudar a tu localización en la oscuridad.
Busca un frontal cuyo uso sea lo más intuitivo posible, que puedas manejar con una sola mano y no requiera muchas pulsaciones para cambiar de modos. Comprueba que el botón sea lo suficientemente grande y fácil de pulsar incluso usando guantes o manoplas. Igualmente, comprueba que el botón no se pulse por error mientras esté guardado en la mochila y te quedes sin batería. Antes de salir a la montaña, familiarízate bien con su funcionamiento y automatiza su uso para que no tengas ninguna duda cuando llegue el momento de usarlo.
Las linternas frontales están expuestas a los elementos naturales, por lo que conviene elegir un modelo con alto grado de impermeabilidad. Un índice de IPX5 o IPX6 es ideal para usar en exterior.
Analiza bien si funciona con pilas, batería interna, etc. y su correspondiente autonomía. Las pilas tienen la ventaja de que siempre puedes echar algunas de repuesto en la mochila. Con batería interna o integrada, sin embargo, tendrás que comprobar el sistema de recarga (generalmente USB) y echar un powerbank (batería externa) a la mochila (con este podrás cargar también el móvil, ¡pero no te olvides de cargarlo por completo antes de salir a la ruta!). Los fabricantes tienden a sobrevalorar la autonomía de sus modelos (más bien, lo comprueban en unas condiciones idóneas en las que las baterías sufren lo menos posible). Por tanto, comprueba bien la duración de la batería antes de salir a la montaña. Puedes dejarlo encendido un día a intensidad máxima y contar cuántas horas aguanta con dicha intensidad, y cuántas con la intensidad disminuyendo progresivamente hasta que se apaga. Puedes hacer lo mismo a intensidad mínima. De esta forma, tendrás una idea muy aproximada de la duración de la batería.
Ten en cuenta que deberás llevar el frontal en la cabeza durante varias horas, así que no te olvides de comprobar su peso. Entre 60-90 gramos puede ser lo aconsejable. Recuerda que a esto deberás sumarle el peso de las pilas o batería.
Fíjate que la cinta sea ajustable, regulable y cómoda. No todas las cabezas son iguales, así que no dudes en probártelo antes de comprarlo. Lo que para tu compañero puede suponer un ajuste perfecto, para ti puede convertirse en una auténtica tortura. La comodidad es fundamental durante la actividad nocturna para disminuir el riesgo de un posible accidente. Si lo vas a utilizar en el casco, comprueba que se adapta al modelo de tu casco.
Esperamos que esta guía te ayude a escoger el frontal que mejor se ajuste a tus necesidades. De nuevo, recuerda que el frontal es un elemento indispensable en nuestras salidas a la montaña, incluso cuando solo planeamos una actividad de un solo día. ¡No te lo dejes en casa!
Cómo elegir un frontal para la montaña escrito por AristaSur está protegido por una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional
Aupa, amigos de AristaSur.
Como siempre un artículo muy instructivo para todos los montañeros.
Muchas gracias.
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