Tras una salida a la montaña es imprescindible limpiar y guardar correctamente el calzado con el fin de tenerlo listo para la siguiente ruta y, más importante aún, prolongar su vida útil en óptimas condiciones durante muchos años. Los buenos calzados están diseñados con materiales capaces de soportar las condiciones más duras del terreno: barro, lluvia, nieve, piedras, roces, golpes... al mismo tiempo que protegen y dejan transpirar nuestros pies. Pero, para que estos materiales perduren en el tiempo manteniendo un alto nivel de rendimiento, debemos cuidarlo y limpiarlo tras cada salida.
Por ejemplo, el polvo, las piedras o la arena son elementos muy abrasivos que terminarán dañando tanto los tejidos externos como internos del calzado, hacendo que se pierdan sus propiedades transpirantes y/o impermeabilizantes. Igualmente, los restos de suciedad o piedras incrustadas en la suela no solo hará que perdamos tracción durante la marcha, sino que la dañarán irremediablemente perdiendo su capacidad antideslizante. Por último, el barro terminará secando la piel (en calzado de cuero), acortando su durabilidad y perdiendo flexibilidad (lo que afectará negativamente a la sujeción de nuestro pie).
Limpia correctamente el calzado para prolongar su vida útil
Para limpiar correctamente el calzado de montaña podemos seguir las siguientes recomendaciones:
- Limpia el calzado el mismo día o, como mucho, el día después de la ruta. ¡Pero nunca más tarde!
- Retira en primer lugar las plantillas y los cordones. Se limpiarán aparte.
- Si el calzado está lleno de barro, lo recomendable es comenzar con un buen repaso y ablandar el barro con abundante agua o, mejor aún, dándole un buen manguerazo.
- En caso de que no haya barro, comienza con un cepillo de dureza intermedia eliminando los restos más grandes de polvo, piedras y demás suciedad.
- Retira con un cepillo duro o similar las piedras que hayan quedado atrapadas entre los tacos de la suela.
- Prepara un barreño con agua tibia y una cuharada de jabón neutro. También vale agua tibia con un chorreón de vinagre y una cucharada de bicarbonato. En cualquier caso, nunca uses jabones ni detergentes agresivos (como los empleados para lavar los platos).
- Con ese preparado y el mismo cepillo, frota concienzudamente todas las partes del calzado. Aprovecha para limpiar las plantillas de la misma forma.
- Siempre aclara con agua limpia para retirar cualquier resto jabón y suciedad que haya podido quedar atrapada.
- Para los cordones, vale con una mezcla similar a la anterior. Mételos en un bol pequeño, déjalos reposar para que ablande la suciedad, y aclara con abundante agua.
- Nunca metas el calzado en la lavadora, ya que podría romperse fácilmente.
- Las membranas impermeables (tipo GoreTex) están fabricadas para durar muchos años si se cuidan correctamente. No es necesario, por tanto, rociar con ningún spray impermeable o repelente de agua: terminarían afectando negativamente a la transpirabilidad de la membrana. Hazlo solo si la membrana está comenzado a perder sus propiedades. Pero, ante este último caso, te recomendamos que vayas pensando en invertir en un nuevo calzado.
- Si el calzado es de cuero, sigue las instrucciones del fabricante. Por lo general, bastará con usar el producto hidrantante recomendado por el fabricamente, SOLO cuando la piel parezca seca y/o agrieteada. Sobre-hidratar el cuero hará que este se ablande, afectando negativamente a la sujeción del pie dentro del calzado.
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